Una vez, un hombre encontró un huevo de águila y, sin saberlo, lo colocó en el nido de un pavo en el corral junto a otros huevos. El águila nació entre pavos, fue criada por pavos y aprendió a vivir como uno de ellos, alimentándose de gusanos e insectos, sin saber la magnitud de sus alas.
A medida que crecía, el águila miraba al cielo y admiraba a los pájaros que podían volar, sintiendo envidia de su libertad mientras ella, creyendo ser un pavo, anhelaba alcanzar las alturas a pesar de saber que no podía.
Un día, presenció a un majestuoso águila planeando por el firmamento con total gracia. Impresionada, preguntó a sus compañeros pavos: ‘¿Quién es ese pájaro volador?’
Uno de los pavos le respondió: ‘Esa es un águila, el soberano de los cielos. Nosotros somos pavos, destinados a la tierra.’
Con el paso de los años, el águila en el corral envejeció y falleció, sin haber descubierto su verdadera identidad ni ascendido a los cielos como lo hacían las águilas.
Moraleja de esta historia:
En todos los rincones, ya sea en tu comunidad, ciudad o lugar de trabajo, abundan más pavos que águilas. A menudo, nacemos y crecemos rodeados de pavos, adoptando sus costumbres y creencias. Sin embargo, muchas de estas personas son águilas en potencia, pero han estado tanto tiempo con los pavos que han olvidado su verdadera esencia.
Observan a las águilas alzarse y conquistar los cielos, pero creen erróneamente que ellos son simples pavos, resignados a la tierra.
Desde que nacemos, absorbemos las convenciones sociales, asumimos límites autoimpuestos y nos conformamos con ser pavos en lugar de descubrir nuestras alas de águila. Nos limitamos a nosotros mismos, diciéndonos que no somos lo suficientemente buenos o inteligentes para volar alto.
Pero, ¿y si en realidad todos nacemos como águilas, pero nos acomodamos a vivir como pavos? La elección está en nuestras manos.
¿Estás listo para alzar el vuelo y desplegar tus alas hacia un potencial ilimitado?